jueves, 24 de junio de 2010

Pon a Volar el Socialismo





Pon a volar el socialismo. Ejército Comunicacional de Liberación. Caracas, Venezuela.

Interrogarnos: ¿qué significa gobernar socialistamente?, puede que nos ayude a prevenir los estragos de un par de prácticas tan comunes como estériles: la primera, aquella según la cual – y sobre todo desde 2007 – todo acto administrativo, política pública, iniciativa legislativa, medida económica, institución o individuo, etc., es socialista porque se le etiquete o autodenomine como tal; la segunda, todo acto, política, iniciativa, medida, institución o individuo – salvo el zambo, y a veces ni siquiera – vinculado directamente al Estado constituye una traición al "verdadero" socialismo, porque no se trata más que del monstruoso, paranoico y devorador Estado burgués.

El asunto sobre el "verdadero" – y por tanto el "falso" – socialismo viene a complicarlo todo, puesto que nunca se ha tratado de socialismo a secas, sino de un "socialismo del siglo XXI" que, de hecho, reúne las más disímiles tendencias: desde el estalinismo más vulgar y ramplón, hasta las tendencias más libertarias y democráticas, que reivindican la postura anti-capitalista, pero sin ceder a la tentación autoritaria y anti-popular del primero; pasando, por supuesto, y entre otros, por el marxismo-leninismo – para algunos, creación del mismísimo Stalin –, el trotskismo – algunos con y otros contra el zambo –, el socialismo reblandecido, de corte liberal, y el infaltable ejército de oportunistas sin adscripción ideológica definida.

Necesaria autocrítica mediante, quienes nos inscribimos en la tendencia anti-capitalista, anti-autoritaria, democrática y popular, tal vez hemos perdido mucho de nuestro valioso tiempo intentando debatir con los estalinistas – que, desde que descubrieron la fórmula "Chávez es socialismo", ya no creen en nadie – o en denunciar a los oportunistas, cuando de lo que se trata es de analizar las prácticas de gobierno, o eso que Foucault llamaba "prácticas de gubernamentalidad".

Decía Foucault: "a todo socialismo llevado a la práctica en una política, no es necesario preguntar: ¿a qué texto te refieres, traicionas o no al texto… eres verdadero o falso?, sino simplemente, y siempre: ¿cuál es entonces esa gubernamentalidad… que te hace funcionar?". Dicho de otra forma: "¿cuál podría ser, en verdad, la gubernamentalidad adecuada al socialismo?... ¿Qué gubernamentalidad es posible como… estricta, intrínseca, autónomamente socialista?". Se respondía Foucault, al mejor estilo robinsoniano: "Hay que inventarla".

Como quiera que el socialismo es gobierno – y luchamos porque siga siéndolo –, entre celebrar porque el socialismo ya llegó y denunciar el "falso" socialismo, lo que corresponde es inventar el arte socialista de gobernar.

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